En los inicios del cine la frontera entre el
amateurismo y la profesionalización no parecían mucho claras. Los primeros
cineastas acostumbraban a ser fotógrafos profesionales, pero su actividad
cinematográfica tenía más de voluntarismo que de negocio.
Con el paso del tiempo, pero, el coste y la
complejidad de os de los aparatos y la peligrosidad de las películas de nitrato
que se inflamaban con mucha facilidad, relegaron el cine a un ámbito casi
exclusivamente profesional.
Aún así desde bien pronto hubo intentos para
conseguir un modelo de cámara que pudiera tener uno os doméstico. Las cámaras
profesionales adoptaron casi desde los inicios el formato de 35 mm demasiado
grande para una cámara amateur que lógicamente tenía que tener una medida más
reducida.
La primera solución fue partir las películas de 35
mm por la mitad, y obtener una cinta de 17’5 mm. Este fue el formato del primer
modelo con pretensiones de convertirse en una cámara doméstica, el Birtac,
patentado en Londres el 1989 y al cual seguirían otros muchos intentos en este
y otros formatos, como las películas de 11 mm. 15 mm y 22 mm.
El 1912 los hermanos Pathé sacó una cámara doméstica
con película de 28 mm no inflamable
...y Edison una de 22 mm. Siempre con la idea
de conseguir un modelo que fuera popular.
Ninguno de estos intentos acabó cuajando en la
creación de un auténtico formato estándar de cine de uso doméstico. Finalmente,
el 1922, los hermanos Pathé sacaron al mercado el 9'5 mm. que tenía una sola
perforación en medio, entre fotograma y fotograma, para el arrastre de la
película.
Al principio se concibió únicamente para la
proyección, es decir que no había ni cámaras para grabar ni se venían películas
vírgenes. Únicamente se disponía de proyectores doméstico y de películas ya
grabadas y montadas con títulos del cine comercial que se venían o se
alquilaban para ser vistas en familia, un sistema similar al del actual
funcionamiento del alquiler y venta de DVD's.
Pero bien pronto se vio que el formato podía servir
también para la grabación de películas amateurs y el año siguiente se puso a la
venta la primera cámara cinematográfica auténticamente doméstica de la
historia, la Pathe Baby.
Los primeros modelos eran de manivela, lo cual
quiere decir que se usaban siempre sobre trípode para evitar que las imágenes
se movieran en exceso. Había que tener una cierta habilidad para mantener el
mismo ritmo a la hora de darle vueltas, de forma que no se notaran cambios en
la velocidad a la hora de la proyección.
El 1926 se ideó un mecanismo de cuerda que se
acoplaba a la cámara original y permitía la grabación sin manivela, a un ritmo
constante, y a varias velocidades, y el 1928 apareció la Pathe Motocamera el
primer modelo que incorporaba de origen el mecanismo de cuerda en el interior
de la misma cámara.
Los diversos modelos domésticos de Pathe tuvieron
una rápida difusión y en los pocos años que van hasta el estallido de la Guerra
Mundial se vendieron varios centenares de miles de aparatos en toda Europa
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