miércoles, 28 de febrero de 2018

Monedas o "fichas" de Cooperativas



Desde medios del siglo XIX surgieron en Cataluña un número importante de cooperativas de consumo. A menudo nacieron vinculadas a movimientos obreros de signo anarcosindicalista o católico, o estaban inspiradas por la Masonería. 
 

Muchas de estas cooperativas acuñaban monedas propias para ser usadas a sus economatos. Se trataba de suplir la carencia de moneda fraccionaría que era habitual en aquellos años y a menudo las monedas "de la cooperativa" acababan traspasando sus límites y llegaban a ser usadas como moneda local. 
 
Los materiales más habituales eran el latón y el cobre para los valores más bajos y el níquel para los más altos, pero también se usó el aluminio, el zinc y varias aleaciones entre ellos, como el cuproníquel, el cuproaluminio, etc.
 
Los valores variaban entre el céntimo y las quinientas pesetas. Pero hay que tener en cuenta que conforme los años iban pasando, la inflación se hacía notar y los valores eran más altos. Por eso, en general las series con valores más bajos son más antiguas y las de valores más altos más modernas. Los más habituales eran los cinco céntimos, los diez céntimos, los cincuenta céntimos y la peseta, pero incluso hubo monedas de unos insólitos tres céntimos!

La simbología que mostraban al anverso solía hacer referencia al ahorro y la solidaridad, con huchas y apretones de manos, o a la tendencia política de la asociación. Son fuerza habituales las que muestran triángulos y plomadas, de indudables referencias masónicas.
Con el tiempo también acabaron acuñando moneda otras tipo de establecimientos como por ejemplo los bares, los restaurantes y los comercios, sobre todo de Barcelona. 
Especialmente interesantes son las que provienen de music-halls, salas de fiesta y prostíbulos del antiguo Barrio Chino. 
En cuanto a los prostíbulos el uso de "chapas" para pagar los servicios era muy habitual. El cliente compraba a la Madame una ficha que le daba derecho a estar con una de las chicas, a quienes pagaba con la chapa. Al acabar la semana las chicas cambiaban las chapas que habían obtenido por dinero de curso legal. De aquí provienen expresiones como "hacer chapas" o "chapero" que hacen referencia a la prostitución masculina. 
Durante la Guerra Civil fueron muchos los negocios colectivizados o agrupados en empresas únicas por los sindicatos. Muchos usaban vales de papel o de cartón para sus transacciones, pero otras acuñaron moneda propia. 
La mayoría de monedas acuñadas durante la Guerra Civil, tal como pasó después con la II Guerra Mundial, eran de aluminio o de zinc.

En la posguerra las cooperativas obreras perdieron fuerza. Desde el sindicalismo oficial se pretendió controlar el movimiento y hacerlo compatible con la ideología franquista. 

 



Muchas desaparecieron y las pocas que surgieron fueron exclusivamente cooperativas de consumo, a menudo vinculadas a la Iglesia o a cooperativas agrarias. Con todo hay algunos ejemplos de cooperativas de esta época que acuñaron moneda de uso interno.


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