Desde medios del siglo XIX
surgieron en Cataluña un número importante de cooperativas de consumo. A menudo
nacieron vinculadas a movimientos obreros de signo anarcosindicalista o
católico, o estaban inspiradas por la Masonería.
Muchas de estas cooperativas acuñaban monedas propias para ser usadas a sus
economatos. Se trataba de suplir la carencia de moneda fraccionaría que era
habitual en aquellos años y a menudo las monedas "de la cooperativa"
acababan traspasando sus límites y llegaban a ser usadas como moneda local.
Los materiales más habituales eran
el latón y el cobre para los valores más bajos y el níquel para los más altos,
pero también se usó el aluminio, el zinc y varias aleaciones entre ellos, como
el cuproníquel, el cuproaluminio, etc.
Los valores variaban entre el céntimo y las
quinientas pesetas. Pero hay que tener en cuenta que conforme los años iban
pasando, la inflación se hacía notar y los valores eran más altos. Por eso, en
general las series con valores más bajos son más antiguas y las de valores más
altos más modernas. Los más habituales eran los cinco céntimos, los diez
céntimos, los cincuenta céntimos y la peseta, pero incluso hubo monedas de unos
insólitos tres céntimos!
La simbología que mostraban al
anverso solía hacer referencia al ahorro y la solidaridad, con huchas y
apretones de manos, o a la tendencia política de la asociación. Son fuerza
habituales las que muestran triángulos y plomadas, de indudables referencias
masónicas.
Con el tiempo también acabaron acuñando moneda otras tipo de establecimientos
como por ejemplo los bares, los restaurantes y los comercios, sobre todo de
Barcelona.
Especialmente interesantes son las que provienen de music-halls,
salas de fiesta y prostíbulos del antiguo Barrio Chino.
En cuanto a los prostíbulos el uso
de "chapas" para pagar los servicios era muy habitual. El cliente
compraba a la Madame una ficha que le daba derecho a estar con una de las
chicas, a quienes pagaba con la chapa. Al acabar la semana las chicas cambiaban
las chapas que habían obtenido por dinero de curso legal. De aquí provienen
expresiones como "hacer chapas" o "chapero" que hacen
referencia a la prostitución masculina.
Durante la
Guerra Civil fueron muchos los negocios colectivizados o agrupados en empresas
únicas por los sindicatos. Muchos usaban vales de papel o de cartón para sus
transacciones, pero otras acuñaron moneda propia.
La mayoría
de monedas acuñadas durante la Guerra Civil, tal como pasó después con la II
Guerra Mundial, eran de aluminio o de zinc.
En la posguerra las cooperativas obreras perdieron fuerza. Desde el sindicalismo oficial se pretendió controlar el movimiento y hacerlo compatible con la ideología franquista.
Muchas
desaparecieron y las pocas que surgieron fueron exclusivamente cooperativas de
consumo, a menudo vinculadas a la Iglesia o a cooperativas agrarias. Con todo
hay algunos ejemplos de cooperativas de esta época que acuñaron moneda de uso
interno.
excelente trabajo .
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