Cómo es
bastante conocido los primeros cromos surgieron a finales del siglo XIX a
caballo de promociones comerciales, de la mano de productos de alimentación
varios y muy especialmente de fábricas de chocolate.
Normalmente
eran series cortas de una docena de cromos y sin álbum.
Cómo que los cromos aparecían
de manera aleatoria en el interior de los productos, se generaban
"repes" y con ellos la necesidad de hacer cambios con otros
coleccionistas. Algunas casas, además, ofrecían la posibilidad de conseguir los
ejemplares que faltaban a cambio de varios repetidos.
Posteriormente las series se hicieron más largas, aparecieron los álbumes y los
primeros cromos sin funcionalidad publicitaria.
En un principio los cromos no publicitarios se venían de manera correlativa en
sobres abiertos de aparición semanal, lo cual aseguraba que se pudiera
completar la colección sin repeticiones.
Posteriormente se inventaron los sobres cerrados de contenido aleatorio. De
este modo y a medida que los cromos de venta directa se fueron tirando más y
más populares, sobre todo a partir de los años posteriores a la guerra civil,
la dinámica del intercambio entre coleccionistas se convirtió en un motor
primordial del coleccionismo.
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